Redefinir la fabricación: La nueva impresión metálica en 3D
En nuestro primer post, hablábamos de la historia de la fabricación, desde la filosofía griega hasta la producción de papel. Lo que es evidente en el sector de la fabricación es la necesidad de cambio. La tecnología disruptiva es la clave de la evolución y la redefinición continuas en este ámbito.
Este es el problema de la industria: la combinación de diseños reproducibles en 3D y una nueva tecnología, la deposición supersónica en 3D, permite fabricar productos metálicos muy rápidamente, idénticos entre sí y sin necesidad de economías de escala.
Tenemos problemas para predecir el efecto de nuestra propia invención y, según su esfera de interés, cada uno de nuestros clientes ve algo diferente en ella.
Es posible que esta intervención tenga un enorme efecto, de un modo que ni nosotros ni los demás podemos prever ahora. Sócrates sí percibió el ambiguo impacto de la escritura en la sociedad, pero no tenía ni idea de que estaría apuntalada por un segundo invento que revolucionaría el mundo antiguo: la invención del papel.
Explicamos a nuestros posibles clientes lo que puede hacer nuestra máquina, les mostramos los productos y el tiempo que se tarda y les dejamos que perciban el futuro a su manera. Luego, otras personas de su empresa percibirán cosas distintas en la máquina e imaginarán usos diferentes. No podemos adelantarnos a este proceso y pretender que lo conocemos todo de antemano. Lo único que podemos hacer es perfeccionar el proceso y mostrarlo.
Mirando al futuro
Es casi imposible imaginar el futuro sin que el presente lo domine. Los primeros anuncios de música grabada mostraban a familias sentadas alrededor del gramófono viéndola, pero no había necesidad de verla, sólo de oírla. Ahora, las personas que escuchan música tienen una gran movilidad, e incluso pueden estar haciendo footing por el parque. La flexibilidad del sonido grabado tardó un tiempo en imponerse. Esto también ocurre en otras industrias. De hecho, los primeros automóviles se diseñaron como carruajes tirados por caballos, aunque no era necesario, simplemente porque los seres humanos no podemos ver el futuro sin basar nuestra imagen mental en el presente.
Un ejemplo sacado de la actualidad: la deposición supersónica en 3D hará innecesaria la producción en masa de piezas de automóviles o piezas aeronáuticas, pero tenemos que explicarlo y justificarlo.
La impresión 3D en metal es actualmente muy lenta y cara. Esto ha encasillado la tecnología en piezas únicas o de bajo volumen utilizadas en industrias especializadas como la médica, la dental y la aeroespacial.
Por otra parte, los ingenieros de impresión 3D se basaron en el presente para estructurar su pensamiento, concretamente imprimiendo moldes en los que se podía verter metal fundido 10.000 veces, igual que en la fabricación convencional. Pero ésta era una medida equivocada, basada en transportar el presente al futuro, porque nuestra imaginación es limitada en este sentido. No necesitamos preguntarnos si la máquina puede producir 10.000 productos idénticos, ya que la impresión bajo demanda significaría que nunca más sería necesaria una tirada de productos tan grande para amortizar los costes unitarios, hasta un nivel suficientemente bajo. Un fabricante de piezas sólo produciría las piezas necesarias ese día y no necesitaría encargar, pagar y alojar en almacenes grandes cantidades de piezas adquiridas simplemente porque sólo la producción a gran escala produce un coste medio suficientemente bajo.
El sector está cambiando
El avance se produjo gracias a la eliminación de la fusión en el proceso de impresión. La impresión metálica convencional extiende una capa muy fina de polvo metálico que se funde con un láser. La pieza se enfría, se extiende una nueva capa, el láser funde el polvo y se repite el proceso. Este proceso de fusión y enfriamiento lleva un tiempo que viene dictado por la física y no puede acelerarse. Combinado con la necesidad de gases inertes, el proceso es lento y caro.
En comparación, la deposición supersónica en 3D utiliza un proceso por el que el aire se acelera a velocidades muy altas, 1000 m/s, mediante un pequeño cohete. Las partículas metálicas se inyectan en la corriente de aire y se aceleran al menos dos veces la velocidad del sonido. Cuando chocan con la superficie, crean una pieza metálica sólida: el proceso es continuo, de bajo coste y rápido.
En nuestro próximo post, hablaremos de cómo nuestra tecnología de impresión 3D en metal puede ponerse en práctica en la industria.